LA TEORÍA DE LA ACTIVIDAD EN EL ESTUDIO DEL
COMPORTAMIENTO INFORMACIONAL HUMANO: consideraciones
fundamentales
THE ACTIVITY THEORY IN HUMAN INFORMATION BEHAVIOR
STUDIES: essential thoughts
Raciel García Rodríguez
Universidad de Matanzas
RESUMEN
En este trabajo se realiza un bosquejo de las potencialidades de aplicación de la Teoría de la
Actividad a los estudios de comportamiento informacional, como una herramienta holística en el
empeño por lograr una mejor comprensión de los distintos modos en que los individuos buscan,
encuentran, recuperan y usan la información que necesitan, desde una aproximación
transdisciplinar que fortalece esta visión. Para ello se realizó una exhaustiva revisión bibliográfico-
documental que hurgó, a grandes rasgos, en el origen conceptual y la evolución teórico-
metodológica del comportamiento informacional humano, remarcándose la ventajosa utilidad del
enfoque histórico-cultural en el que se basa la Teoría de la Actividad para dilucidar con mayor
claridad el actuar informacional de los individuos a través de la tríada actividad-acciones-
operaciones (componentes de la actividad humana). En ese sentido, se reconoce lo provechoso de
esta mirada poco explorada por los sistemas informativos para entender y atender a sus usuarios.
Palabras-clave: Teoría de la Actividad. Comportamiento informacional. Búsqueda de información.
ABSTRACT
This article portraits potentialities on how the Activity Theory can be applied to the information
behavior studies, offering an extensive batch of arguments and reasons that justify this proposal, in
virtue of getting a more comprehensive understanding of the different ways through which
individuals seek, search, retrieve and make use of the information they need, by also using a
transdisciplinary approach that strengthens this view. An exhaustive bibliographic and document
review was made in order to see the conceptual onset and the theoretical-methodological evolution
of human information behavior, underlining the advantageous utility of historical-cultural focus on
which Activity Theory stands, so that a better understanding of individuals’ info-searching can be
gotten, through the three-pieces set of activity-actions-operations (components of human activity).
In this sense is showed the expediency of such insights, poorly explored by informative systems to
comprehend and attend to their users.
Keywords: Activity Theory. Information behavior. Information seeking.
Inf. Pauta Fortaleza, CE v. 2 n. 1 jan./jun. 2017
ARTIGO
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
51
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
1 INTRODUCCIÓN
El esfuerzo por ofrecer servicios informativos más pertinentes implica
(re)conocer y estudiar más a los usuarios, no simplemente desde sus características
generales (edad, sexo, nivel de escolaridad, etcétera) –como tradicionalmente se ha
hecho en los estudios de usuarios– sino desde sus comportamientos informacionales
previos y a formar. (URIBE, 2008).
La necesidad por indagar más profundamente en cómo las personas gestionan
(buscan, hallan y usan) la información que necesitan se ha vuelto más apremiante en el
marco del avance vertiginoso de la llamada Sociedad de la Información y el
Conocimiento, que ha estado caracterizada por (SÁNCHEZ DÍAZ, 2010):
La aparición de nuevos y diversos canales y medios de comunicación; formatos y
soportes de fuentes de información; formas de acceso y manipulación; sistemas
de información interactivos y participativos.
La producción masiva de información dinámica, abierta, globalizada y ágil.
La información como bien de consumo singular ha adquirido una dimensión
estratégica.
La supervivencia humana, el desarrollo social y el incremento de la productividad
dependen de la creación, almacenamiento, uso y distribución de información y
conocimientos.
La utilización extensiva y optimizada de las tecnologías de la información y
comunicación.
Decidir estudiar el comportamiento informacional implica ineludiblemente
detenerse a valorar aquellas variables de orden sociosicológico que afectan la manera en
que los seres humanos interactúan con la información.
No en vano se ha comprobado que los estudios de comportamiento informacional
han sido particularmente plurales y relevantes en los últimos años, dedicándose estos a
analizar especialmente la búsqueda de información de los individuos. (CASE, 2008;
ROWLEY & URQUHART, 2000; RUBINIĆ, 2012).
52
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Reafirmando esta tendencia, Izquierdo (citada por GUEVARA, 2004, p. 27) ha
señalado que los estudios de comportamiento informacional son relevantes porque
“permiten identificar las actitudes y valores de los individuos con respecto a la
información en general y a las relaciones con las unidades de información en particular,
así como valorar los fundamentos del desarrollo de la búsqueda, uso y diseminación de
la información”.
La Teoría de la Actividad representa una vía poco ‘explotada’ pero muy
recomendable para aproximarse a los individuos en este sentido, dado el amplio
espectro de análisis que presenta, a partir de la unidad básica de análisis del
comportamiento de los sujetos: la actividad humana.
2 DESARROLLO
El comportamiento informacional es visto como el nexo que relaciona la
información con la condición humana; vínculo en el que la información siempre ha sido
un elemento esencial para la existencia del hombre, pues ella hace posible la adaptación
y la supervivencia en un medio físico y social sumamente dinámico. La condición
humana puede entenderse como el “conjunto de carencias informativas del hombre y las
consecuencias que traen aparejadas”. (MICÓ, 2014, p. 16).
El término en mismo –acuñado en la década de los años 90– ha sido objeto de
discusión, pues especialistas indican que este se refiere más bien a la información que a
los individuos, cuando en realidad son los individuos quienes tienen un comportamiento.
Aun así, es el término de uso más extendido en la literatura científica. (BATES, 2010;
MUTSHEWA, 2007).
Entre las conceptualizaciones sobre qué es el comportamiento informacional
articuladas por los expertos se destacan:
Taylor (1968, p. 7) lo define como “el conjunto de actividades en las cuales la
información se convierte en algo útil”, en dependencia del tipo de problema que un
individuo tenga que resolver.
Para Krikelas (1983, p. 11) constituye “cualquier actividad de un individuo
dirigida a identificar un mensaje que satisfaga una necesidad percibida como tal”.
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
53
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Wilson (1981, p. 22) –uno de los principales, más destacados y prolíficos
estudiosos del tema lo definió como “la totalidad del comportamiento humano en
relación con las fuentes y canales de información, incluida la búsqueda activa y pasiva de
información y el uso de la información. Así, incluye la comunicación cara a cara con
otros, tanto como la recepción pasiva de información (por ejemplo, al mirar los anuncios
de televisión), sin intención alguna de actuar sobre la información percibida”.
Parra (2006, p. 15) también sustenta la idea de que “comprende esencialmente la
búsqueda de información, así como la totalidad de otros comportamientos no
intencionales o pasivos, y los comportamientos intencionales que no envuelven dicha
búsqueda, como el hecho de ignorar en forma persistente determinada información”.
Calva (2004, p. 26) lo entiende como “la manifestación de las necesidades de
información del sujeto, originadas a partir de la insuficiencia de información y
conocimiento acerca de un objeto, fenómeno o acontecimiento”.
Para Fisher, Erdelez y McKechnie (2005, p. 10) representa “el área de la
Documentación que se centra en investigar el modo en que los individuos necesitan,
buscan, gestionan, difunden y utilizan la información en contextos diferentes”.
Savolainen (2007, p. 8) coincide con esta afirmación al declarar que “es el
término que describe cómo las personas necesitan, buscan, gestionan, dan y usan (la)
información en diferentes contextos”.
En clara alusión a la complejidad del comportamiento informacional Spink &
Coles (2006, p. 13) lo confirman como “un complejo proceso informacional y humano
donde se incluye la actividad social y cotidiana de los individuos y los procesos de su
vida”.
Steinerová y Šušol (2007, citados por MICÓ, 2014, p. 14) plantean que es “la
actividad humana integrada en varios niveles de procesamiento y uso de la
información”.
Raza et al. (2010) apunta que el comportamiento en la búsqueda de información
se refiere a las estrategias para localizar información, y tiene tres componentes:
personas, información y sistemas.
Bates (2010, p. 16) por su parte asevera que “es el término cuyo uso actualmente
se prefiere para describir las diversas maneras en que los seres humanos interactúan
con la información, en particular las maneras en que las personas buscan y utilizan la
información”.
54
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Se debe hacer notar que en repetidos casos los autores utilizan explícitamente
como elemento integrante del comportamiento informacional de los seres humanos el
término actividad (palabra proveniente del latín activitas o activas y que significa actuar,
mediatizando la vinculación del sujeto con el mundo real, y generando un reflejo
psíquico que a su vez mediatiza a la propia actividad).
Atendiendo al concepto de actividad humana, se tiene que este representa el
contexto donde se forman y transforman los conocimientos, habilidades, hábitos,
capacidades, emociones y sentimientos. De donde se desprende, entonces, que esta
actividad humana tiene un componente interno y otro externo que están directamente
relacionados el uno con el otro.
Figura 1 – Mapa conceptual de la actividad humana según el enfoque histórico-cultural.
Fuente: Tomado de NÚÑEZ PAULA & ZAYAS CABALLERO, 2013, p. 14.
De este modo, es posible afirmar que toda actividad humana implica en misma
un comportamiento informacional, homologando así ambos conceptos. Es decir, que
toda actividad humana o toda manifestación del comportamiento humano es un
comportamiento ante la información (NÚÑEZ PAULA, citado por MICÓ, 2014), y los
procesos correspondientes de selección, obtención, procesamiento, memorización,
utilización y difusión de esta, que ocurren de manera consciente o inconsciente (NÚÑEZ
PAULA & ZAYAS CABALLERO, 2016).
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
55
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
En virtud de esto, Núñez Paula & Zayas Caballero (2013, p. 23) han propuesto una
“concepción avanzada y compatible con el enfoque histórico-cultural” de
comportamiento informacional humano, planteando que “es el sistema de acciones y
operaciones que realizan las personas en los contextos y situaciones que actúan como
mediadores, en las que se integran dialécticamente sus facetas interna o psíquica
(reguladora) y externa (observable)”.
Hay que subrayar que la actividad interna y la externa son directamente
proporcionales, y así también los correspondientes procesos (transformadores) de
internalización y externalización se producen en paralelo, donde el sujeto y el objeto son
afectados mutuamente.
Reyes Ramírez (2011, p. 21) también propone, en esta dirección, una nueva
aproximación epistemológica al reconceptualizar el comportamiento informacional
como un:
“Sistema complejo de actividades sociales relacionadas con el acceso y uso de la
información, con un propósito innovador y que muestra resultados positivos, en la
práctica social de actores competentes infoculturalmente. Se define a través de la
información como atributo esencial, el valor que esta adquiere en la apropiación del
conocimiento por parte de los sujetos y las implicaciones que tiene en el proceso de
innovación social”.
Como parte de los contextos que abarcan el comportamiento o actividad
informacional humana en medio de la Sociedad de la Información y el Conocimiento
imperante en la época actual, es ineludible subrayar la preponderancia y desarrollo
vertiginoso de las tecnologías de la información y la comunicación, que han afectado en
toda su extensión los ‘saberes’ y ‘haceres’ informativos de los individuos.
Aunque la utilización de la Teoría de la Actividad como herramienta útil para los
estudios de comportamiento informacional no ha sido totalmente explotada, sí es
documentado su estimable valor y relevancia en este sentido. (HJØRLAND, 2002;
SUNDIN & JOHANNISSON, 2005; WILSON, 2006; URIBE, 2008)
56
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Es preciso aclarar, pues, en qué consiste el enfoque histórico-cultural (también
conocido como sicología histórico-cultural) en que se fundamenta la Teoría de la
Actividad y a qué se refieren concretamente ambas conceptualizaciones teóricas. El
reconocido sicólogo ruso Lev S. Vygotsky fue quien dio origen a la concepción de que el
desarrollo personal es una construcción cultural, que se realiza a través de la
socialización con adultos de una determinada cultura, mediante la realización de
actividades sociales compartidas. (ÁLVAREZ Y DEL RÍO, citado por IBÁÑEZ HERRÁN,
2003)
García (2010) también ha sustentado los postulados del enfoque histórico-
cultural al apuntar que para emprender cualquier investigación sobre la base de la
Teoría de la Actividad se deben considerar los principios básicos de que:
los factores sociales, culturales, históricos e institucionales juegan un importante
rol en la cognición humana.
todas las funciones mentales tienen un origen social.
la acción (tanto social como individual) no puede ser separada del contexto
social, cultural, histórico e institucional en el cual es llevada a cabo.
Para la sicología histórico-cultural el concepto de actividad tiene un
protagonismo esencial, pues a través de ella se produce la creación de sentido y en ella
se integran los aspectos prácticos, emocionales, relacionales y cognitivos.
Otro destacado sicólogo ruso, A. S. Leontiev, sistematizó el estudio de la actividad,
dando lugar a la Teoría de la Actividad, sobre la base del principio de la sicología
histórico-cultural de que la actividad intelectual no es separada de la actividad
práctica. Él la definió en la siguiente manera (citado por IBÁÑEZ HERRÁN, 2003, p. 17):
“Las actividades se componen de acciones, que son sistemas de coordinación al
servicio de fines, que a su vez, representan pasos intermedios de cara a satisfacer el
motivo. Las acciones, a su vez, se componen de operaciones, o medios por los que se
lleva a cabo un acción bajo condiciones específicas”.
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
57
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Figura 2 – Jerarquía y composición de la actividad.
Fuente: Tomado de GARCÍA, 2010, p. 11.
Para Leontiev, en la actividad, el objeto con el cual interacciona el sujeto y el
motivo, coinciden y se dirigen a satisfacer determinada necesidad. En las acciones, por
su parte, no coinciden el objeto con el que se interacciona y el motivo. Las acciones se
dirigen a objetivos que se alcanzan de forma secuencial para satisfacer la necesidad final
que motiva la actividad del sujeto. En el caso de las operaciones, son las condiciones de
la actividad las que determinan cómo proceder y su ejecución es automática, pudiendo
darse de forma secuencial, pero también al mismo tiempo. Esto las diferencia de las
acciones. (BLANCO, MORALES & RODRÍGUEZ, 2010)
Según Bermúdez & Rodríguez (2003), no se puede perder de vista que:
“Las habilidades se relacionan con la actividad consciente y los hábitos con la
actividad inconsciente, o sea, realizada de forma automática. Ambos representan altos
niveles de dominio de la ejecución de que se trate, pero constituyen dos niveles
diferentes de ejecución de la actividad, la habilidad a un nivel más razonado o consciente
y la operación de una forma más automática y en ese sentido inconsciente. (Entiéndase
que el uso de los términos ‘consciente’ e ‘inconsciente’ no tiene relación con el estado de
vigilia). Psicólogos como el propio A. N. Leontiev, S. L. Rubinstein y L. S. Vygotsky
consideraron como formas de asimilación de la actividad los conceptos de hábitos,
habilidades y capacidades, los cuales reflejan el dominio de las operaciones, acciones y
actividad, respectivamente”.
Esencialmente, la Teoría de la Actividad ubica a los individuos en su contexto
histórico, social y cultural, que demarca e influye en la manera que estos desarrollan la
suma de acciones y operaciones que componen su actividad, y en el que ejercen
influencia sobre un objeto determinado a través de herramientas de mediación dentro
de un conjunto de reglas que rigen la comunidad en la que los individuos actúan según
los roles y/o jerarquías que poseen.
58
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Ingwersen & Järvelin, Wilson, y Allen et al. (citados por ROOS, 2012) han
resaltado el valor de la Teoría de la Actividad para el estudio efectivo, desde una
perspectiva holística e interdisciplinar, del comportamiento informacional humano.
Concuerdan en que brinda el marco teórico-conceptual apropiado y necesario para
entender mejor el orden contextual en que las personas se desenvuelven.
Para un mayor entendimiento de la Teoría de la Actividad, Druker (2002) ha
resumido las características de la actividad humana como sigue:
a) Ante una necesidad particular, el proceso activo del conocimiento produce en la
mente la imagen de un objeto; por lo tanto es objetal.
b) Siempre tiene un carácter social, ya que transcurre en activa interacción con
otras personas, en comunicación y colaboración con ellas.
c) Da lugar a la formación de la conciencia; esta no se origina del conocimiento de la
realidad, sino de la relación que el hombre establece con ella; es un producto
subjetivo, “una forma transformadora de manifestación de aquellas relaciones,
sociales por naturaleza, que se realizan en virtud de la actividad del hombre en el
mundo material” (LEONTIEV, 1976, p. 27).
d) La actividad transformadora del hombre no es inmediata, sino que está
mediatizada por signos. Antes que exista una actividad interna, mental, habrá una
externa, de carácter intersicológico, que, a partir de una actividad conjunta
provoca que las funciones psíquicas se interioricen, adquiriendo un carácter
intrasicológico.
e) El análisis psíquico de la actividad y la conciencia revela sus cualidades
sistémicas generales; no es correcto analizar aisladamente procesos como la
memoria, la percepción o el pensamiento, sino conjuntamente y en relación con
las esferas cognoscitiva y afectiva.
Tomando en cuenta la subdivisión en tres etapas o niveles que componen el
comportamiento informacional (global) propuesta por Wilson (2000, p. 16), se tiene:
Comportamiento en la búsqueda de información (information seeking
behaviour): es el propósito de buscar información conscientemente como
consecuencia de la necesidad de satisfacer algún objetivo.
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
59
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Comportamiento en la recuperación de información (information searching
behaviour): es un micronivel del comportamiento empleado por los individuos
cuando interactúan con los sistemas de información, que incluye tanto la
interacción humano-computador (e.g.: uso del mouse, los clics, links, estrategia
de búsqueda) como las acciones cognitivas (e.g.: juzgar relevancia).
Comportamiento en el uso de la información (information use behaviour):
son los actos físicos y sicológicos involucrados para incorporar la información
encontrada en la existencia de la persona, en su base de conocimiento.
Después de homologar los conceptos de actividad y comportamiento
(informacional), se asume que:
Figura 3 – Homologación de la actividad y el comportamiento informacional (con sus componentes
correspondientes).
Fuente: Elaboración propia.
Es necesario destacar que en esta jerarquía planteada “la actividad puede perder
su motivo originario y transformarse en una acción, que realiza un tipo de relación
completamente diferente respecto al mundo, otra actividad; por el contrario, una acción
puede adquirir una fuerza excitadora propia y convertirse en actividad específica;
finalmente, la acción puede transformarse en un procedimiento para alcanzar el
objetivo, en una operación, que coadyuva a la realización de distintas acciones”.
(LEONTIEV, 1974).
Esta movilidad de los distintos “componentes” del sistema de la actividad se
manifiesta, por otra parte, en el hecho de que cada uno de ellos puede fraccionarse, o por
el contrario, integrar unidades que anteriormente eran independientes. (NÚÑEZ PAULA,
2004).
60
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Ingwersen (2004, citado por TRAMULLAS, 2013) también ha dejado claro la
naturaleza dinámica y cambiable de los procesos de búsqueda de información, al
remarcar que “la búsqueda de información ha sido comprendida como un proceso en el
cual la comprensión del usuario de sus tareas o problemas, necesidades de información,
relevancia, criterios y del espacio de información disponible, evoluciona...”
En el estudio del comportamiento informacional los dos paradigmas
prevalecientes son el centrado en el sistema (llamado también tradicional) y el centrado
en el usuario (llamado también alternativo). Cada uno de ellos responde a corrientes de
pensamiento diferentes: el primero al conductismo, y el segundo al cognoscitivismo. Sus
características fundamentales se resumen en (DERVIN & NILAN, 1986):
Paradigma orientado al sistema o tradicional:
Información objetiva
Usuarios pasivos
Transituacional
Visión parcial del proceso de búsqueda de información
Conducta externa
Individualidad caótica
Metodología cuantitativa
Paradigma orientado al usuario o alternativo:
Información subjetiva
Usuarios activos
Situacional
Visión integral del proceso de búsqueda de información
Pensamientos internos
Individualidad sistemática
Metodología cualitativa
Estas visiones paradigmáticas deben estar conjugadas entre e integradas
congruentemente al análisis comportamental que se emprenda para alcanzar una eficaz
comprensión global y la efectividad deseada.
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
61
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
En los marcos teórico-metodológicos y conceptuales de estos paradigmas se
inscriben varios modelos de análisis que intentan esquematizar los modos o maneras en
que las personas se comportan informacionalmente. Entre ellos sobresalen los
esbozados por Wilson (1981, 1996, 1999, 2006) –quien igualmente defiende la
viabilidad y utilidad de los principios de la Teoría de la Actividad para una mejor
comprensión de los procesos que promueven y tienen lugar en el comportamiento
informacional humano–, Belkin (Anomalous State of Knowledge ASK, 1980), Krikelas
(1983), Dervin (Sense-making, 1983), Taylor (User-values, 1986), Kuhlthau (Information
Seeking Process, 1989), Ellis (1989), Ellis, Cox & Hall (1993), Leckie, Pettigrew, Sylvain &
Ingwersen (1996), Niedźwiedzka (2003), Choo (2003) y Godbold (2006).
Barros, Vélez & Verdejo (2004) han subrayado que la Teoría de la Actividad
constituye un marco teórico-metodológico funcional para analizar desde una
combinación de perspectivas objetivas, ecológicas y socioculturales la actividad humana.
Nardi (1996) también ha sugerido la Teoría de la Actividad como uno de los
presupuestos teóricos que mejor describe los procesos de la actividad humana, pues
ofrece amplias posibilidades de análisis y flexibilidad para establecer conclusiones
teóricas, a la vez que representa una teoría que se desarrolla y progresa con la
expansión de sus postulados a las más diversas áreas de conocimiento.
Adams et al. (citado por GARCÍA, 2010) resume las características de la Teoría de
la Actividad en estos elementos:
jerarquía de las actividades (basado en el nivel de actividades especificado por
Leontiev: actividad, acción y operación)
carácter colectivo de las actividades (la dirección hacia un objetivo involucra
habitualmente a varias personas trabajando como comunidad)
carácter contextual de las actividades (las actividades no se llevan a cabo en el
vacío, siempre hay un contexto que las condiciona con sus circunstancias)
dinamismo de las actividades (las actividades no son estáticas y para
comprenderlas es necesario el análisis histórico de su evolución)
la mediación (la actividad está mediada por herramientas, reglas y división de
tareas)
elección contextual de las acciones (repertorio de acciones y operaciones que son
creadas para hacer posible una actividad cualquiera)
62
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
comprensión de las acciones en su contexto (las acciones no pueden ser
comprendidas aisladamente sino en el marco de la actividad de la que forman
parte; por lo tanto, para un desempeño eficiente de la acción es necesario
comprender el objeto de la actividad)
planificación del trabajo (la actividad puede ser modificada en el proceso de su
ejecución conforme a las condiciones del contexto, por lo que un plan no impone
una prescripción)
el valor de las excepciones (las desviaciones de un plan original pueden ocurrir, y
dan oportunidad para el aprendizaje que genera otras formas de ejecución)
granularidad basada en la perspectiva (puede suceder que una actividad o acción
dependa de la perspectiva particular de quien la ejecute)
El desarrollo de la Teoría de la Actividad partió de considerar primeramente la
actividad como la interacción de sujeto y objeto a través de artefactos de mediación
(VYGOTSKY, 1933), luego definir la estructura de la actividad, compuesta por acciones y
operaciones (LEONTIEV, 1984), hasta incluir más recientemente el contexto en el que se
encuentran inmersos sujeto, objeto y artefactos mediadores, lo que se manifiesta en los
sistemas de producción, distribución, consumo e intercambio de una comunidad y
materializados por las reglas, la división del trabajo y las interacciones de todos los
miembros de la comunidad por alcanzar el objetivo del sistema y transformar el objeto
(ENGESTRÖM, 2000). De este modo, la “actividad mediada” de Vygotsky y Leontiev se
tornó en “sistemas de actividad” por Engeström.
Figura 4 – Estructura del sistema de actividad de Engeström.
Fuente: Tomado de ENGESTRÖM, 2000, p. 21.
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
63
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Donde cada uno de los elementos intervinientes representa:
Sujeto: individuo o subgrupo cuya agencia se toma como el punto de vista del
análisis. [ROOS (2012) sugiere que, desde el punto de vista de la Teoría de la Actividad y
considerando que las actividades son conscientes y dinámicas, y son propulsadas por
motivos –sean estos globales o específicos–, también se le denomine actor, pues así se
toma en cuenta la naturaleza interactiva del proceso donde el actor transforma las
metas/objetivos en salidas/resultados de una mejor forma –más protagónica,
participativa y decisiva– que el usuario.]
Objeto: espacio de problema o parte del mundo material al que está dirigida la
actividad en función de alcanzar el resultado requerido, y que demanda ser
transformado.
Herramientas: artefactos mediadores, sean ‘técnicos’ o ‘psicológicos’.
Comunidad: colectivo de individuos y grupos cuya actividad está orientada hacia
el objeto compartido.
División del trabajo: división horizontal de actividades y división vertical de
poder y responsabilidad; quién realiza qué acciones en relación al objeto compartido.
Reglas: cultura compartida del sistema de actividades con regulaciones explícitas
e implícitas, restricciones, procesos, prácticas culturales, normas, puntos de vista,
convenciones, etcétera.
Resultado (‘outcome’ o salida): aquello que se espera alcanzar o lograr.
Cada uno de estos componentes representan los actores y factores que demarcan
el espacio contextual de participación en que tiene lugar la actividad o comportamiento
informacional individual y/o colectivo.
En este sistema de actividades, la relación sujeto/objeto está mediada por los
artefactos mediadores o herramientas (también se incluyen dentro de estos los signos,
e.g.: el lenguaje, símbolos o imágenes, que implican significados), que pueden ser físicos,
intelectuales o materiales (e. g.: programas, instrumentos); la relación
sujeto/comunidad está mediada por las reglas; la relación (e. g.: leyes); la relación
objeto/comunidad está mediada por la división del trabajo. Cada uno de estos términos
es históricamente formado y susceptible al cambio (KUUTTI, 1995, citado por ROOS,
2012).
64
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Reafirmando esta idea, Núñez Paula (2004) declara que producto a la naturaleza
social del hombre, cuyas relaciones se basan en el lenguaje, en la conciencia y en la
transformación consciente de la realidad, la relación sujeto-objeto ocurre mediatizada
por –e integrada cognoscitiva y afectivamente a– la historia de sus relaciones con otras
personas o grupos y con su contexto organizacional y social.
Otros conceptos centrales a considerar en el intento de analizar el
comportamiento informacional desde la Teoría de la Actividad son los motivos y las
necesidades informativas. Toda actividad humana está impulsada y dirigida por un
motivo (rector o complementario), que a su vez está asociado a una necesidad por
alcanzar una meta u objetivo. (NÚÑEZ PAULA, 2004)
Leontiev (1978) planteó que la actividad es “el proceso originado y dirigido por
un motivo, dentro del cual ha tomado forma de objeto determinada necesidad”.
Los motivos, de acuerdo a su alcance funcional en la regulación de la actividad o
comportamiento se pueden clasificar, según González Rey (1989), en:
1. De carácter objetal: aquellos objetos, situaciones o resultados concretos que
satisfacen una necesidad.
2. Presentes ante condiciones actuantes sobre el sujeto: Cuando lo que motiva al
individuo son valoraciones, reconocimientos, placeres estéticos, situaciones
organizativas, ventajas económicas, y otras condiciones.
3. Orientadores de la actividad y de las relaciones del hombre: Son los motivos que se
interiorizan por la persona durante la vida, como sistemas de reglas elementales
de comportamiento ante determinadas situaciones y que, al interiorizarse o
automatizarse, se salen parcial o totalmente de la conciencia, no obstante lo cual,
regulan el comportamiento del sujeto en las situaciones actuantes concretas.
4. Orientadores del sentido de la vida: Son los que tienen un carácter más abstracto y
consciente, como las valoraciones, las convicciones, las actitudes, que regulan
fundamentalmente el comportamiento del sujeto en la situación presente, pero
bajo el control interactivo de la reflexión sobre el sentido del comportamiento
para la vida.
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
65
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
5. Tendencias orientadoras de la personalidad: orientan el comportamiento hacia sus
objetivos esenciales en la vida. Tienen un sentido personal y consciente para el
sujeto, tales como los ideales (la visión, en el caso de las organizaciones), las
intenciones, la autovaloración, y otras situaciones. Implican una proyección hacia
el futuro, consciente y bien estructurada.
Muy estrechamente ligado a los motivos están las necesidades de información, que
actúan como trasfondo de los primeros. Según Wilson (1981) “se constituyen a partir de
otras necesidades originadas en los diferentes contextos de la experiencia y la acción; a
partir del contexto físico y biológico y de los contextos de trabajo, sociales, políticos,
etcétera”.
De acuerdo a Salazar Hernández (1993) las necesidades están condicionadas por:
El nivel de experiencia sobre la disciplina de interés.
El tiempo de experiencia en la disciplina.
La actividad individual o grupal del usuario.
Su persistencia.
Su motivación.
Su manejo del lenguaje.
Su capacidad de análisis de la información.
La disponibilidad de los recursos de información.
El medio en el que se desarrolla el usuario: situación social, política y económica
de su entorno.
Las contradicciones son otro elemento fundamental en la Teoría de la Actividad, y se
manifiestan a través de tensiones estructurales acumuladas históricamente. Pueden
estar dadas, por ejemplo, por la introducción de una nueva tecnología en un sistema
determinado, y no solo producen perturbaciones y conflictos sino también conducen al
surgimiento de soluciones innovadoras para resolverlas y cambiar la actividad.
(ENGESTRÖM, 2001).
66
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Gregory Z. Bedny es otro autor que ha abordado con profundidad la Teoría de la
Actividad, denominándola como Teoría Sistémico-Estructural de la Actividad, y
añadiendo al modelo de sistemas de actividades de Engeström el elemento de la
retroalimentación que se recibe luego de que los individuos obtienen los resultados de
su actividad e introducen nuevos cambios al ‘producto’ alcanzado.
Figura 5 – Teoría Sistémico-Estructural de la Actividad.
Fuente: Tomado de BEDNY, 2003, p. 9.
Este autor conceptualiza la actividad como “un sistema orientado a una meta,
donde la cognición, el comportamiento y la motivación están integrados por un
mecanismo de autorregulación para alcanzar una meta consciente”. Además clasifica la
actividad en dos tipos: ‘objetiva’ (orientada al objeto) y ‘subjetiva’ (orientada al sujeto).
En la primera, el sujeto modifica al objeto a través de las herramientas o instrumentos, y
en la segunda, también conocida como interacción social, involucra a dos o más sujetos
que comparten información (information sharing) y sostienen contactos interpersonales
y de entendimiento mutuo. (BEDNY & HARRIS, 2004)
Mwanza (2002) ha propuesto el siguiente modelo de ocho pasos para el análisis
de la Teoría de la Actividad:
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
67
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Figura 6 – Modelo de Ocho Pasos para el Análisis Metodológico de la Teoría de la Actividad.
Fuente: MWANZA, 2008. (Tomado de GARCÍA, 2010, p. 7).
Dando respuestas a estas interrogantes se tendrá claridad de los elementos
componentes que intervienen en una actividad determinada. Siguiendo este modelo se
pueden analizar los subsistemas de actividades, de manera que se facilita el estudio del
fenómeno.
Atendiendo a lo anterior se tiene que la actividad o comportamiento
informacional representa un sistema general que engloba a los subsistemas de
búsqueda, recuperación y uso de información –vistos anteriormente por Wilson–.
Para descubrir el comportamiento informacional desde la perspectiva de la
Teoría de la Actividad es preciso aplicar estos presupuestos, tomando como unidad
básica de análisis a la actividad de los individuos (ya sea a nivel personal o grupal).
Para su eficiente aplicación se debe tomar en cuenta que, antes que una
metodología, constituye un modelo para el análisis a través de una aproximación
transdisciplinar, ofreciendo herramientas conceptuales y principios metodológicos que
deben ser adaptados de acuerdo a la naturaleza concreta de aquello que es objeto de
escrutinio. (ENGESTRÖM, 1993).
El comportamiento informacional humano continúa siendo objeto de estudio
como instrumento revelador de los procederes informativos de los individuos en tanto
gestionan la información que necesitan.
3 CONSIDERACIONES FINALES
68
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Superada ya la etapa en que solo se atendía a cuestiones meramente cuantitativas
en los estudios de usuarios, no despreciables pero insuficientes para describir/discernir
la complejidad de los múltiples entornos que median en los procesos de búsqueda
informativa, se da un salto cualitativo hacia enfoques inter- y transdisciplinarios que
aporten luz más profundamente en el esclarecimiento de estos temas.
Es en esta dirección que resalta la Teoría de la Actividad, subproducto de la
sicología histórico-cultural, proponiendo un marco de principios teórico-metodológicos
aplicables a los estudios de comportamiento informacional (que implica las etapas o
procesos de búsqueda, recuperación y uso de información) en tanto consideran la
actividad humana –que es inherentemente informacional– como la unidad mínima de
análisis de los individuos como seres sociales; de donde se entiende que el
comportamiento es visto como sinónimo de la categoría sicológica de la actividad, lo cual
conlleva un componente interno o síquico y otro externo o conductual.
Los contextos (socioeconómicos e histórico-culturales), la jerarquía de
actividades (acciones, operaciones), la historicidad y las contradicciones en los sistemas
de actividades (que involucran las relaciones de producción, consumo, reparto e
intercambio [de información] entre sujeto-objeto a través de herramientas de mediación
–como el lenguaje y los mbolos/signos– dentro de una comunidad específica, regida
por determinadas leyes o estatutos, y con una distribución del trabajo, tareas o
funciones establecidas) constituyen ejes cardinales que (re)direccionan las motivaciones
y necesidades informativas de los sujetos.
A partir de estas nuevas visiones teórico-conceptuales en la literatura
especializada se ha ampliado y equiparado la idea del comportamiento informacional a
todas las actividades relacionadas con el acceso y uso de la información de las personas
en medio de su contexto histórico-social. Es decir, desde el enfoque histórico-cultural
de origen sicológico– y la perspectiva de la Teoría de la Actividad, el comportamiento
informacional es mejor comprendido como “el sistema de acciones y operaciones que
realizan las personas en los contextos y situaciones que actúan como mediadores, en las
que se integran dialécticamente sus facetas interna o síquica [reguladora] y externa
[observable]” (NÚÑEZ PAULA & ZAYAS CABALLERO, 2013), lo cual clarifica y adecua
más eficientemente las estructuras de análisis, estudio e interpretación global del
fenómeno de los procesos del comportamiento informacional humano (tanto en su nivel
individual como grupal u organizacional).
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
69
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
Esto supone una comprensión más cabal y precisa de las etapas y variaciones que
atraviesan las personas (en su dimensión socio-psicológica más completa) cuando
necesitan y buscan información; de manera que resulta una ayuda inestimable para que
los sistemas informativos estén mejor preparados para entender y responder a este
reto.
REFERENCIAS
BÁRZAGAS, Y. Alfabetización y comportamiento informacional. Estudio de caso.
Tesis (Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de la Información). La Habana:
Universidad de La Habana, 2005. 81 h.
BATES, M. J. Information behaviour. University of California – Los Angeles, 2010.
Disponible en: <http://pages.gseis.ucla.edu/faculty/BATES/articles/information-
behavior.html>. Consultado: 9 de abril, 2013.
BEDNY, G.; KARWOWSKI, W. A systemic-structural theory of activity. Applications to
human performance and work design. Boca Raton, FL: CRC Press, 2007.
CASE, D. Looking for Information: a Survey of Research on Information Seeking,
Needs and Behaviour. San Diego: Academic Press, 2002.
DERVIN, B.; NILAN, M. Information needs and uses. Annual Review of Information
Science and Technology, v. 48, n. 21, p. 3-33, 1983.
DRUKER, A. V. Aplicación del Enfoque Histórico-cultural y la Teoría de la actividad
al Sistema Didáctico para la enseñanza de la asignatura Materiales y Procesos.
(Tesis de Maestría) Universidad Nacional de Misiones, Argentina, 2002. 164 h.
ENGESTRÖM, Y. Expansive learning at work: toward an activity theoretical
reconceptualization. Journal of Education and Work, v. 14, n. 1, p. 133-156, 2001.
FISHER, K.; JULIEN, H. Information behavior. Annual Review of Information Science &
Technology, v. 43, n. 9, p. 317-358, 2009.
GONZÁLEZ-TERUEL, A. La perspectiva del usuario y del sistema en la investigación
sobre el comportamiento informacional. Teoría de la Educación. Educación y Cultura
en la Sociedad de la Información, v. 12, n. 1 p. 9-27, 2011.
KUHLTHAU, C. Inside the search process: information seeking from the user's
perspective. Journal of the American Society for Information Science, v. 42, n. 5, p.
361-371, 1991.
70
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
MARTÍNEZ COMECHE, J. A.; HORCAS PULIDO, J.; PIÑA LANDABURU, Z. Análisis de
procesos cognitivos en el comportamiento de estudiantes de último curso de
bachillerato y primer curso de carrera involucrados en tareas de clasificación, cálculo,
memorización y categorización de información. Investigación Bibliotecológica, v. 28,
n. 64, 2014.
MCKECHNIE, L.; PETTIGREW, K.; JOYCE, S. The origins and contextual use of theory in
human information behaviour research. New Review of Information Behaviour
Research, v. 14, n. 2, p. 47-63, 2001.
MICÓ MENDOZA, M. Factores que influyen en el comportamiento informacional de
estudiantes de 4
to
año de Ciencias de la Información en la gestión de información
personal en Facebook (Máster en Ciencias de la Información). La Habana: Universidad
de La Habana, Facultad de Comunicación, 2014. 120 h.
NÚÑEZ PAULA, I.; ZAYAS CABALLERO, I. Perspectiva histórica y metodológica del
sistema conceptual relativo al comportamiento informacional. Psicología Pedagógica,
v. 8-9, p. 50-75, 2013.
______. ______. Análisis de modelos sobre Comportamiento Informacional, desde un
enfoque sociosicológico. Bibliotecas: Anales de Investigación, v. 12, n. 1, p. 63-89,
2016.
RODRÍGUEZ PINTÓN, I. Comportamiento informacional de los profesionales de la
prensa cubana. Estudio aplicado al proceso de acceso y uso de la información.
(Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de la Información). La Habana: Universidad de
La Habana, 2010. 111 h.
ROOS, A. Activity theory as a theoretical framework in the study of information practices
in molecular medicine. Information Research, v. 17, n. 3, paper 526, 2012. Disponible
en: <http://InformationR.net/ir/17-3/paper526.html>. Consultado: 15 de septiembre,
2016.
SÁNCHEZ DÍAZ, M. Competencias informacionales en la formación de las
BioCiencias en Cuba. (Tesis Doctoral). Granada (España): Universidad de Granada,
2010. 174 h.
SAVOLAINEN, R. Everyday life information seeking. En: FISHER, K. E., ERDELEZ, S. &
MCKECHNIE, L. (Eds). Theories of Information Behaviour, Information Today,
Medford: ASIST Monograph Series, p. 143-148, 2005.
SPASSER, M. A. Informing information science: the CASE for activity theory. Journal of
the American Society for Information Science, v. 50, n. 12, p. 1136-1138, 1999.
TRAMULLAS, J. Sigue al conejo blanco: misterios, usuarios y comportamiento
informacional. 2013. Disponible en: <http://es.slideshare.net/tramullas/upf-info-
behverb>. Consultado: 13 de junio, 2014.
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
71
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n.1, jan./jun. 2017
ARTIGO
URIBE TIRADO, A. Diseño, implementación y evaluación de una propuesta
normativa en alfabetización informacional mediante un ambiente virtual de
aprendizaje a nivel universitario. Caso Escuela Interamericana de Bibliotecología,
Universidad de Antioquia. (Máster en Ciencias de la Documentación), Medellín
(Colombia): Universidad EAFIT, 2008. 535 h.
VALERO RIVERO, D.; PONJUÁN DANTE, G. Análisis del comportamiento informacional en
la comunidad científica de la provincia de Sancti Spíritus formada a partir de un
proyecto colaborativo. [En línea] Revista Cubana de Información en Ciencias de la
Salud, v. 25, n. 2, p. 183-198, 2014. Disponible en:
<http://acimed.sld.cu/index.php/acimed/article/view/574/401>. Consultado: 13 de
junio, 2014.
WILSON, T. D. On user studies and information needs. Journal of Documentation, v. 37,
n. 3, p. 3-15, 1981.
______. Human Information Behaviour. Informing Science, v. 3, n. 2, p. 49-55, 2000.
ZAYAS CABALLERO, I. Comportamiento Informacional: Aproximaciones teóricas.
(Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de la Información). La Habana: Universidad de
La Habana, 2012. 100 h.
72
García Rodríguez | Comportamiento Informacional Humano
Inf. Pauta, Fortaleza, CE, v. 2, n. 1, jan./jun. 2017
ARTIGO
SOBRE O AUTOR
Raciel García Rodríguez
Mestre em Ciências da Informação pela Universidade da Havana (Cuba). Professor em Gestão da
Informação da Universidade de Matanzas (Cuba).
E-mail: rguez86@gmail.com
Recebido em: 06/03/2017; Revisado em: 07/05/2017; Aceito em: 16/05/2017.
Como citar este artigo
GARCÍA RODRÍGUEZ, Raciel. La Teoría de la actividad en el estudio del comportamiento informacional
humano: consideraciones fundamentales. Informação em Pauta, Fortaleza, v. 2, n.1, p. 50-72, jan./jun.
2017.