Pandemia en la CDMX

Abstract

Mi México hermoso. Mi México entrañable y sufrido. Mi México pobre y rico. Desde que llegué a tus tierras hace más de cuarenta años me has dado vivencias bellísimas y vivencias terribles que han forjado mi espíritu dentro de un crisol emocional ambivalente.  Donde han estado metidas todas las emociones, dando vuelta en un vórtice permanente.  Y confieso que todo ello me ha hecho una persona más humana, más humilde, más compasiva tanto conmigo mismo, como con los demás. Aquí hay bellezas naturales que lo dejan a uno estupefacto. Y raíces históricas que te conectan permanentemente con la sabiduría ancestral de las grandes culturas de Mesoamérica. Es una tierra viva y generosa que alimenta con amor a su gente, y que a veces es suave y armoniosa y a veces convulsa y caótica cuando es azotada por desastres naturales como grandes terremotos, erupciones y huracanes o violentas revoluciones sociales. Se pierde el orden del universo y entras al reino del sinsentido Para luego, mágicamente, ver al mismo pueblo reordenar todo y, aunque las cosas ya son diferentes, queda todo como si nada hubiera pasado.